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La Industria Automotriz Mexicana Frente a Nuevas Barreras de Seguridad Nacional en Estados Unidos


El gobierno de México ha expresado una profunda preocupación ante las nuevas medidas de seguridad nacional que impulsa la administración del presidente estadounidense  Joe Biden, las cuales buscan para  el avance y alta competividad  de automobiles en el mercado estadounidense prohibiendo el uso de software y hardware chinos en los vehículos que transiten por las carreteras del país norteamericano. Esta propuesta ha encendido las alarmas en la industria automotriz mexicana, ya que podría tener un impacto significativo en sus cadenas de suministro y en la competitividad del sector.


La Secretaría de Economía advirtió en un comunicado dirigido al Departamento de Comercio de Estados Unidos que la política de prohibición puede traducirse en barreras comerciales y altos costos de producción para las empresas mexicanas del sector automotriz, además de una posible disminución en los empleos directos e indirectos en el país. La preocupación de México radica en que muchas de sus empresas proveedoras dependen de componentes y tecnología de origen chino, lo cual podría volverse un obstáculo para exportar a Estados Unidos, su principal socio comercial.


Estas medidas no son aisladas. En septiembre, la administración Biden ya había impuesto barreras arancelarias a las importaciones chinas, incluyendo un incremento del 100% a los vehículos eléctricos, y nuevos aranceles a las baterías y minerales esenciales para su fabricación. Estos aumentos buscan limitar la dependencia de Estados Unidos en componentes y productos chinos, parte de una estrategia de mayor alcance que pretende proteger la “seguridad nacional” de posibles amenazas provenientes de China. La nueva propuesta, que prohibiría tanto el software como el hardware de origen chino en los vehículos a partir de los modelos 2027 (software) y 2030 (hardware), también incluye restricciones en otros sectores como semiconductores y tecnologías de información cuántica.


Por otra parte, las nuevas normativas representan un desafío complejo para México y su relación con la industria automotriz. Desde la implementación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el sector automotriz ha sido uno de los pilares económicos entre ambos países, con empresas que desarrollan modelos automotrices, desde componentes hasta ensamblaje, que se exportan directamente a Estados Unidos.


Para el país azteca, la prohibición de tecnología china en el sector automotriz podría resultar en un cambio forzado de proveedores y una reestructuración de la cadena de suministro, lo que afectaría directamente la eficiencia y los costos de producción.


La Alianza para la Innovación Automotriz, que agrupa a gigantes como General Motors, Toyota y Volkswagen, ha solicitado a la administración Biden que otorgue al menos un año adicional para cumplir con los nuevos requerimientos, mientras que la Asociación de Tecnología del Consumidor y Honda han solicitado extender los plazos por al menos dos años, argumentando la necesidad de pruebas adicionales y ajustes en los contratos.

Además de afectar a los fabricantes de automóviles en ambos lados de la frontera, la medida podría tener efectos importantes sobre el empleo en nuestro país. La Secretaría de Economía advirtió que la industria podría enfrentar una reducción de puestos laborales, tanto directos como indirectos, si se impone el cambio en los proveedores y se alteran los costos operativos.


La Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos y el Futuro de las Relaciones Bilaterales


La postura de la administración Biden busca no solo limitar la influencia de China en los mercados estadounidenses, sino también reducir el acceso de China a tecnologías que, según Washington, podrían emplearse en aplicaciones militares o de inteligencia.


En esta línea, el Departamento del Tesoro ha anunciado una prohibición que impedirá la inversión de capital estadounidense en sectores tecnológicos chinos como la inteligencia artificial y la microelectrónica, una medida que entrará en vigor a partir de 2025. Estas decisiones están enmarcadas en un contexto geopolítico donde Estados Unidos busca mantener la supremacía tecnológica y limitar el desarrollo militar de China, a quien percibe como una amenaza creciente, especialmente en Asia y el Pacífico.

La propuesta de la administración Biden podría redefinir las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos, así como modificar la estructura de las cadenas de suministro regionales. Si bien estas medidas buscan proteger la seguridad nacional de Estados Unidos, su implementación podría ser un desafío para la economía mexicana y su industria automotriz. Ante el posible impacto de estas regulaciones, los fabricantes y autoridades mexicanas continuarán defendiendo sus intereses y buscando ajustes en las políticas comerciales que puedan mitigar los efectos adversos para la economía del país.

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